lunes, 26 de abril de 2010

Tontos del culo

Insultar suele ser más fácil que dar explicaciones. La violencia, verbal o física, es siempre el recurso de los cobardes, de los que no saben enfrentarse a la realidad, de los que tienen que defenderse de algo indefendible. Esa fue la actitud que el pasado viernes tomó el representante de todos los onubenses, de nombre Pedro Rodríguez. El alcalde se había dado de bruces esa mañana con la portada de un periódico, concretamente de este periódico, ya todos sabían en mayor o menor medida el aprovechamiento electoral que el señor Rodríguez había hecho del Recreativo de Huelva, pero nadie advertía que ese manoseo sobre las señas de identidad de Huelva hubiera dejado las huellas dactilares de sus zarpas sobre cuatro millones de euros. El alcalde estaba acorralado por la realidad y por ello, cuando un compañero de profesión le acercó un micrófono para pedirle explicaciones, la respuesta del alcalde fue el insulto: “Este tío es tonto del culo”, la respuesta del cobarde. Para el ‘buen’ discernir del alcalde alguien es tonto del culo cuando hace su trabajo, cuando cumple con su obligación de intentar dar la mejor información a sus telespectadores. Bajo ese prisma, todos los trabajadores del Polo Químico también son tontos del culo, porque llevan años aportando sudor y esfuerzo por mantener en vida una actividad que mantiene en pie esta ciudad, o los de Astilleros también son tontos del culo, porque han estado años haciendo del sector naval un privilegio para Huelva y una fuente de trabajo. También son tontos del culo los bomberos, los policías, o los trabajadores de aquellas empresas a los que no se les paga, como los de Electro Bahía. Tal vez, para el alcalde, los únicos que no son tontos del culo son los que no cumplen con su obligación, los gestores que dejan un agujero de 300 millones en un Ayuntamiento, a lo mejor esos no son tontos del culo porque no han cumplido con su trabajo, o los que abandonan a su suerte a los barrios periféricos de la ciudad, donde también trabajan muchos tontos del culo que pagan sus impuestos. Tampoco son tontos del culo los que venden la gallina de los huevos de oro, la única empresa municipal rentable de Huelva que además ofrece agua de calidad y con todas las garantías, o los que hacen negocio con el Recre, esos tampoco son tontos del culo, es más, son demasiado listos. Hay muchos tontos del culo en esta ciudad que se levantan temprano cada mañana que se van a trabajar, que defienden una ciudad con su sudor y otros más listos que se dedican a otras cosas y eventualmente a insultar a compañeros. Porque no es la primera vez que el alcalde se quita su careta, ya atacó a una compañera de este periódico en cierta ocasión, o se ha mofado de algunos en las ruedas de prensa, amilanándolos, amedrentándolos con amenazas, o incluso con los miembros de la oposición en el pleno (con susurros, como los cobardes, también) insultándolos cuando creía que nadie escuchaba. Pues yo ya me he hartado señor alcalde, y prefiero ser un tonto del culo a perder las formas y el respeto hacia aquellos que cínicamente llama en sus ruedas de prensa ‘compañeros’ porque alguna vez fue fotógrafo. Soy un tonto del culo porque echo más horas que un reloj en este periódico, porque disfruto de mi profesión, porque intento dar lo mejor de mí y porque respeto el trabajo de mis compañeros, vengan de donde vengan y tengan la línea editorial que tengan.

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