lunes, 15 de febrero de 2010

Los cuervos del carnaval


El carnaval es del pueblo. Así al menos debería ser, de los unos y de los otros, de los de arriba y de los de abajo... el carnaval es de quién lo quiera, de quien se esfuerza por él o del que simplemente quiera disfrutarlo. Pero nunca, nunca debe pertenecer a aquellos que quieran utilizarlo para escalar, de aquellos que quieran sembrar sombras, de aquellos que graznan a su alrededor para recoger frutos siniestros. El carnaval también es de los valientes, es una fiesta para la reivindicación, para la ironía, para dejar las cosas claras, en esto a Huelva todavía le faltan un par de vueltas, tal vez porque hay demasiados cuervos alrededor. El carnaval es del pueblo, de los que se ilusionan con él, pero no termina de darlo todo, porque los cuervos tienen la manía de sacarle los ojos a quienes ya se han dejado la piel por él. Hay personas que en este Carnava Colombino han luchado mucho, han trabajado porque todo salga bien, sin cobrar un céntimo, o que han estado al pie del cañón hasta las tantas, teniendo que trabajar al día siguiente, sólo por la fiesta, por levantar la tradición... sin embargo, los cuervos, ya ve usted, se empeñan en ponerle la zancadilla, en aletear sus negras alas para abanicar fantasmas y herir la esencia misma de la fiesta, lo que lo mantiene vivo, el pueblo.
Un par de días en los entresijos del carnaval colombino han determinado una idea diferente a la que tuviera. Hay demasiada política, demasiados intereses que cohíben a los verdaderos dueños de la fiesta, y no lo digo sólo por lo evidente, por el veto que ha organizado el Ayuntamiento para que ‘Tele Rodri’ fuera la única adjudicataria de la emisión del XXVII Concurso de Agrupaciones del Carnaval Colombino por el módico precio de 0 euros (Un cero patatero que diría Aznar), sino por el trasiego de dentro de las tablas del Gran Teatro (Ese que también pertenece al 50% a la Diputación, recuerdo) por las presiones, las amenazas indirectas, las chapuzas de última hora, incluso las conspiraciones que se organizan por detrás para cargarse a los que trabajan por la fiesta sin ánimos políticos, ni de detonar bombas como algunos creen en sus mentes eclipsadas por el abuso de poder, porque nadie que quiera el carnaval va a aprovechar la fiesta para hacer política, y menos quién no cobra directamente de un político. Los políticos, que no quieren al carnaval sí lo hacen. Hay excepciones que no entran aquí, por ejmplo vi a un Ángel Sánchez en el patio de butacas muy involucrado con la fiesta, que se conocía al dedillo todas las agrupaciones y que hacía sus quinielas como un ciudadano más, o al compañero Manu Suero, que aunque involucrado en la polémica por se uno de los máximos responsables de Huelva TV, como componente de una murga, la que este año se ha llevado un tercer premio, considero que su amor incondicional a esta fiesta está por encima de las conspiraciones y que si ha tenido que tomar alguna decisión en este sentido ha sido obligado por sus ‘superiores’.
En esta guerra de la que el carnaval sale perjudicado, también tristemente ha participado algún que otro medio de comunicación, ya no por política sino por rencillas personales por tener enemigos dentro de este mundo, perjudicando de nuevo los intereses del pueblo y como no también una organización negligente, la de la Fopac, a la que le viene grande la organización de esta fiesta porque a veces, en vez de defender sus intereses, prefiere decir ‘sí Bwana’ a los cuervos para intentar cerrar heridas, pero abriendo otras más grandes sin darse cuenta. Pero aún queda tiempo de reaccionar, porque el carnaval es del pueblo y el pueblo es soberano.

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