viernes, 12 de marzo de 2010
"El Ayuntamiento mata mis gatos"
El desalojo del viejo mercado del Carmen ha dado lugar a un gran espacio vacío que animales de todo tipo aprovechan para habitar antes de que las excavadoras conviertan el edificio centenario en una imponente montaña de escombros.
Los felinos no han sido una excepción y por ello, el Ayuntamiento de Huelva, a través del área de Medio Ambiente, ha llevado a cabo una campaña para capturar a los gatos con trampas y enviarlos al refugio de animales municipal situado en la Ribera, pero además prosigue con una campaña de desratización para la que está utilizando pastillas venenosas con las que intenta fulminar a los roedores.
Sin embargo, un vecino de la zona ha hecho de esta campaña su lucha personal al ver como han desaparecido decenas de los gatos que ha cuidado durante años y a los que ha abierto las puertas de su casa para que los felinos llevaran una vida más cómoda. Este vecino, de nombre Fernando Rayo, denuncia que el consistorio se está extralimitando en sus funciones por lo que no sólo actúa en el abandonado mercado sino también en emplazamientos cercanos como el edificio abandonado del antiguo bar ‘Los Gordos’ donde todavía hoy se reúnen decenas de gatos para hacer su vida entre escombros.
Y es que en todo esto parece haber gato encerrado. En la campaña de desratización los técnicos de Medio Ambiente han tirado pastillas venenosas en el interior de esta propiedad privada donde, al estar plagada de felinos, no hay ratas ni ratones al acecho, por lo que los únicos animales que podrían ser dañados con esta política de exterminio son los gatos que Rayo considera suyos y del vecindario.
“Todos los días los vecinos les damos de comer aquí” señala Fernando señalando el interior del bar abandonado, “estos gatos son de los vecinos y el Ayuntamiento no tiene derecho a matarlos” asegura.
Fernando aseguró a ODIEL Información que ayer mismo, un técnico de la concejalía de Medio Ambiente llegó al lugar con una bolsa negra y comenzó a arrojar a través de la verja decenas de las tabletas venenosas. Él, ni corto ni perezoso, se acercó a él y tras abroncarlo llamó a la policía tal y como nos mostró en la memoria de su teléfono móvil. Todo ocurrió a las 11.00 horas y finalmente la intervención policial no fue necesaria ya que el trabajador municipal se fue por piernas tras las amenazas de Rafael Rayo.
El viejo local de ‘Los Gordos’ conecta directamente con el patio de la casa de Rafael que siempre deja abierta la puerta para que los animales puedan campar a sus anchas. Hasta los últimos días, Rafael tenía controlados unos 25 gatos, pero ahora, tras la captura que puso en marcha el Ayuntamiento de Huelva, dice que no quedan más de una decena, algo que considera injusto ya que él ha visto crecer a estos animales y ahora “se los han llevado enjaulados delante de muchos testigos”.
Rayo entiende que el consistorio tenga que actuar contra los animales del mercado, pero no entiende que lo hagan fuera de sus instalaciones ni que se hayan llevado a los felinos que considera suyos. Ahora, frente a las puertas y ventanas del antiguo bar, los cuencos de comida comprada por los vecinos rebosan de alimentos, no hay población felina suficiente como para agotar los víveres, y el temor de Rayo es el de que “ahora prueben el veneno y terminen todos muertos, cuando en realidad no hacen ningún daño a los vecinos, aquí son muy queridos”.
Rayo, amenaza incluso con denunciar al Ayuntamiento por esta actuación si encontrara a alguno de sus felinos fallecido en los próximos días. Él sólo quiere que los que ha considerado sus amigos durante años, sigan teniendo una vida feliz entre los escombros.
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En Chipiona, Cádiz, tenemos un problema muy parecido, aquí siempre ha habido gatos en una zona de playa y dunas, pero desde que se construyó y se urbanizó en esta zona, solo ha quedado una zona reducida de espacio natural. Esta zona es una zona donde se suelen alojar veraneantes, y casualmente, en invierno estos gatos viven, y en verano, mueren. El ayuntamiento nos prohibe alimentarlos porque dice son una plaga , es decir, buscan matarlos de hambre. No tenemos pruebas, pero por todo el pueblo se dice, que una persona enviada por el ayuntamiento ha llenado un saco de gatos vivos y les ha prendido fuego, y esa es la forma de solucionar el problema. Este año, aprovechando una romeria del pueblo, los veraneantes envenenaron aproximadamente a 20 o 30 gatos, ahora quedan 6 gatos, y a las personas que queremos alimentarlos nos persiguen como a delincuentes y nos multan en cuanto a los envenenadores, las autoridades no se han dado importancia. Espero que el problema de los gatos de Huelva se haya solucionado satisfactoriamente. Un saludo
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